Oración en familia por las vocaciones
En OCTUBRE la Compañía de Jesús celebra a un buen número de santos jesuitas que por fidelidad al Evangelio dieron su vida en diversos lugares:
desde Canadá hasta Madagascar, las Islas Marianas o Mallorca.
Por su intercesión, pedimos la misma generosidad para todos los miembros de la Compañía, conscientes de que su entrega atraerá a nuevos compañeros.
En octubre recordamos a estos santos jesuitas:
- 3 de octubre: San Francisco de Borja.
- 13 de octubre: Beato Juan Beyzym.
- 19 de octubre: Santos Juan de Brébeuf, Isaac Jogues y compañeros.
- 21 de octubre: Beato Diego Luis de San Vitores.
- 30 de octubre: Beato Domingo Collins.
- 31 de octubre: San Alonso Rodríguez.
Busca un lugar y un momento tranquilo. Procura dejar de lado, por un rato, las preocupaciones y prisas del día a día, ahora lo que importa es encontrarse con el Señor Con calma, lee este pasaje del Evangelio (Mc 10,42-45):
Pero Jesús los llamó y les dijo: —Sabéis que entre los paganos los que son tenidos por gobernantes tienen sometidos a los súbditos y los poderosos imponen su autoridad. No será así entre vosotros; más bien, quien entre vosotros quiera llegar a ser grande que se haga vuestro servidor; y quien quiera ser el primero que se haga esclavo de todos. Pues este Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por todos.
Como se habla con un amigo, pídele al Señor y recita un Ave María al final de cada intercesión.
- Señor, llama a muchos jóvenes a la Compañía de Jesús, hombres apasionados de Jesús y de su Reino. Ave María…
- Ayúdanos a entender que la verdadera alegría nace del servicio e infúndenos el deseo de ser servidores los unos de los otros. Ave María…
- Concede a los jesuitas, en fidelidad con su vocación, la gracia de estar siempre preparados para ser enviados a los lugares en que haya más necesidad. Ave María…
- Concédenos crecer constantemente en tu amor y ser más dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo. Ave María…
- Danos un conocimiento claro del mundo y sus vanidades, mientras cooperamos en la
construcción del Reino de Dios y peregrinamos a la casa del Padre. Ave María…
No dudes en añadir libremente otras peticiones o temas que quieras presentar ante el Señor. Al final, de nuevo con suavidad, despídete con esta oración y un Padre nuestro.
Señor y Dios mío, no tengo ni idea de adónde voy. No veo el camino ante mí. No puedo saber con certeza dónde terminará.
Tampoco me conozco realmente a mí mismo, y el hecho de pensar que estoy cumpliendo tu voluntad no significa que la esté cumpliendo realmente.
Pero creo que el deseo de agradarte, de hecho, te agrada.
Y espero tener ese deseo en todo cuanto hago. Espero no hacer nunca nada que se aparte de ese deseo. Y sé que, si lo hago así, Tú me llevarás por el camino recto, aún cuando puede que yo no lo sepa.
Por eso confiaré siempre en ti, aunque parezca estar perdido y en las sombras de muerte.
No he de temer, pues Tú estás siempre conmigo y jamás vas a dejarme solo frente al peligro.
(Thomas Merton)